martes, 22 de septiembre de 2009

Para infraestructura,mejoras en los magros salarios,etc, no hay, a continuación;el legado de Busti



En la siguiente nota se ve claramente que lo que persigue este gobierno y alguno que otro anterior, son los pilares básicos en los que se fundó el justicialismo.
El Estado provincial deberá pagar a un privado una suma de 12 millones de pesos por haber incumplido un acuerdo transaccional firmado en 1999, y que había sido derivación de un contrato para el cobro de impuestos de los contribuyentes del convenio multilateral, que luego fue dejado sin efecto, y que databa de principios de la década de 1990.
La pretensión, sin embargo, era todavía mayor. La primera cifra demandada era superior a los 32 millones de pesos, aunque ese monto fue luego bajado 27 millones de pesos, y finalmente quedó en 12 millones de pesos, importe que fue homologado en la Justicia, donde se tramitaba una demanda contra la Provincia.
La contratación de los servicios de tercerización en el cobro de impuestos había sido hecha por la Dirección General de Rentas (DGR) con el Estudio Horacio José Reale y Asociados, pero los derechos en la causa judicial los asumió luego la firma Luwor SA.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las crisis no se resuelven retrocediendo sino avanzando con coraje y creatividad pero evaluando con la mayor rigurosidad posible las condiciones existentes, ya que en política lo más importante no son las intenciones que perseguimos sino las consecuencias objetivas de nuestra práctica. No cabe duda que después del avasallamiento imperialista que hemos vivido (con posteridad a estas jornadas filosóficas), generador de una relación de fuerzas mucho más precaria para nuestro pueblo, el sujeto social de la transformación se ha modificado. Consideramos, por lo tanto, que se deben profundizar propuestas y prácticas inclusivas para todos aquellos trabajadores pretéritos o potenciales que carecen de inserción productiva, como así también para las capas medias empobrecidas (sean o no conscientes de su pertenencia al campo nacional y popular), lo que supone abandonar cierta arrogancia sectaria que nada aporta a la construcción de lo nuevo. De todas maneras, más allá de lo inevitablemente nuevo, no olvidamos que la clase obrera que cuantitativamente ha sido diezmada en los últimos años, sigue teniendo un peso específico por su historia y por la conciencia que su práctica genera, que resulta esencial para enfrentar al bloque oligárquico-imperialista. La actual relación de fuerzas supone por un lado fortalecer lo existente, y por otro construir con una vocación inclusiva para dotar al campo nacional, popular y democrático de una potencialidad que hoy no tiene. A su vez, para consolidar lo hecho y profundizarlo, será oportuno recurrir a una autocrítica responsable a la hora de evaluar las condiciones objetivas, pero sin concesiones para estimular el cambio necesario y posible. Ella va mucho más allá de los cuestionamientos a las sombras del actual gobierno, ya que incluye la necesidad de superar un planteo filosófico (platónico) tan equivocado como supone creer que "cada clase ejercita sus funciones en servicio del todo y ejerce su 'virtud especial', educada en 'conformidad con su destino', sirviendo a la 'armonía del todo". La historia de Argentina y de la Patria Grande demuestra que este planteo carece de correspondencia fáctica, ya que es un producto ultra conservador surgido, para colmo, en el remoto pasado de una región de Europa; lo que le impide actuar como instrumento idóneo para comprender y modificar nuestra realidad.