sábado, 4 de septiembre de 2010

Paraná es Solidaria: las múltiples expresiones del “donar parte de tiempo” para asistir al “otro”

En épocas donde prevalece el individualismo y el exitismo, los ocasionales actos de solidaridad adquieren gran relevancia. Más aún deben destacarse entonces, los actos que se repiten semana a semana, o día a día.

La solidaridad en Paraná adquiere variadas formas. InPulso, programa que se emite por Elonce TV retrató algunas de estas acciones solidarias que se plasman en Paraná.

Muchos paranaenses, en silencio y adoptando un perfil bajo, brindan ayuda a los demás cotidianamente. Lo hacen en forma voluntaria, sin recibir a cambio ninguna retribución económica. Sólo les queda la satisfacción de haber provocado una alegría en la vida de otro, quizás menos afortunado.

Contribuir con un plato caliente

Todos los jueves a las cinco y media de la tarde, un grupo de mujeres se reúne en un salón que pertenece a la Parroquia San Roque, ubicado a pocos metros del templo.

A medida que van llegando, cada una se arremanga y se dispone a pelar y cortar las diferentes verduras. Cocinan un guiso que luego será proveído a personas que viven en la calle. Se acercan 7 u 8 cocineras, algunas concurren con sus nietos. El trabajo es pautado, porque a las 19.45 deben entregar la comida. Para muchas, esta no es la única labor solidaria que realizan; algunas de ellas, integran además los Voluntariados de los nosocomios de la ciudad.

Esta actividad es organizada por la Parroquia San Roque, gracias a donaciones en dinero que recibe mensualmente. Del reparto se encargan otras manos voluntarias, un grupo de jóvenes, coordinados por el padre Miguel Velasco.

“La gente es muy solidaria, la gente quiere ayudar. Lo que nosotros tenemos que hacer es encauzar la ayuda de la gente. Cuando se dan cuenta de que lo que se dona, llega, la ayuda se multiplica”, enfatiza el párroco.

Al mismo tiempo, reflexiona que toda esta tarea “es movilizante, si sos sensible a la necesidad de la gente. El ver un hombre que no tiene para comer ni un techo donde dormir, es un pecado social del que todos somos responsables. No somos responsables de conseguirle una casa. No es un problema que ni los curas ni la iglesia tiene porque solucionar. Si vemos un hermano que sufre y no asistirlo es una falta en la caridad”.

Voluntariado del San Roque

Nilda Domé es integrante del Voluntariado Santa Rita, que funciona en el hospital materno infantil San Roque. La tarea principal de las voluntarias es brindar apoyo y contención emocional tanto a los niños internados en el nosocomio, como a sus padres. Además, reciben donaciones de pañales, ropa y distintos enseres, que luego conceden a quienes más lo necesitan.
La compromete el donar. Ella y el grupo de Voluntarias contribuye “como mínimo, con tres horas”, para el nosocomio. “Nuestra misión es contener, escuchar, paliar las necesidades, de los niños que son tan vulnerables, la familia de ellos”, expresa.
Asegura que como todo niño, los que están internados en el Hospital Materno Infantil San Roque, “quieren juguetes” y no se cansa de decir: “siento la felicidad que ellos sienten, cuando lo reciben”. .
¿Por qué lo hace Nilda?: “Porque tengo mucho que agradecer a la vida. Uno recibe tanto al dar, es mucho más lo que se recibe, que lo que se da”, reflexiona.


Impakto Juvenil y Terremoto

La Asociación Civil Impakto Juvenil funciona hace ya 6 años. Nació en el Barrio Paraná XVI, con el objetivo de dar contención social a niños y adolescentes de esa zona. Gustavo Daniel Desantiago, más conocido como Terremoto, preside este grupo, que ha realizado innumerables acciones para los chicos, culturales, deportivas, de recreación e incluso turísticas.

“Terremoto” tiene 27 años, empezó con su labor solidaria a los 20, y lo motivó, se sincera, “porque tuve una infancia muy triste por la separación de mis viejos. Yo tuve que salir a trabajar, y no disfruté de mi infancia. Ya de grande quise a través de promover actividades para los chicos, poder recuperar parte de esto”.


En las charlas con los chicos del barrio “se habla de todo”, incluso “de educación sexual, `para que sepan lo que es la responsabilidad. Para eso hemos traído profesionales”, dice.

“Compartiendo emociones con y para nuestro gurises y futuras generaciones. Un símbolo de Integración”, reza un graffiti en una pared, en el barrio, lema de Impakto Juvenil. Los chicos que rodean a Desantiago, cuentan que con la asociación han ido a Buenos Aires, Rosario, y también han recorrido la provincia, Cólon, Diamante…, recuerdan.

“Los chicos lo adoran”, confiesa una mamá de la zona; “hay muchos que no sabían lo que era un pedazo de pan, una taza de lecho, y él se los consigue”. “Terremoto” cuenta que incluso le han robado pertenencias o juguetes, efectuando esta tarea solidaria, y él, pese a todo, “sigue”.

Emaús y la gente de la calle

En la Asociación Civil Emaús Paraná los voluntarios colaboran en las distintas tareas, desde recibir las donaciones y luego derivarlas, hasta brindar talleres y cursos. Zuni Pacheco se encarga de coordinar el servicio de duchas que brinda la institución, destinado a las personas que viven en situación de calle.

Hace tres años se hizo una remodelación del lugar, “sumado a la situación en la que ellos se encuentran, sumar más precariedad a sus vidas, no me parecía oportuno”, asegura Pacheco, exhibiendo con orgullo, las comodidades con las que hoy se cuenta, para asistir con el servicio de ducha.

“Hace siete años que desarrolló esta tarea, sin recibir un solo peso. Tengo sesenta horas de trabajo mensuales, en duchas. Después me voy a los barrios, he hecho tareas
Con los alumnos de la Escuela Luz Viera Méndez, sobre el agua”, menciona Pacheco, quien dice que tiene además su trabajo, con el que vive, como profesora de yoga.

“No me sentía cómoda conmigo misma, necesitaba hacer algo por mí y por los demás. Entonces, apareció el nombre de Emaus en mi vida, ya lo había sentido desde muy chica, escuchaba mucho en Santa Fe, sobre esta tarea. A partir de ahí, llegue aquí y me quedé”, señala.

“La gente tiene mucho conflicto, mucho prejuicio, con las personas de la calle. Para mí no es así; es una persona igual a mí, solamente que está viviendo otra realidad, porque quiere, porque ellos aceptan vivir de esa forma, les gusta. A mí esto me mueve la vida entera. He cambiado la forma de ver la realidad”, marca.

Al tiempo que acota: “uno se siente más tranquilo. Yo me digo, hice algo por el otro, no me quedé de brazos cruzados. Yo no me quedo sólo en la observación, sino que hago”.

Existe gente en Paraná que dedica buena parte de su vida a ayudar a los demás. Diariamente encara su labor con convicción y con ganas de hacer algo por sus pares menos prósperos, o por quienes atraviesan situaciones difíciles.

No reciben dinero ni bienes materiales, sino que su recompensa es la mirada agradecida de quien lleva a su boca el primer bocado de comida del día; los ojitos chispeantes de algún niño que toma un juguete; la alegría de los chicos que viajan por primera vez a las termas; el alivio de quien toma una ducha refrescante…

Y eso les llena el alma… Porque provocar alegría en los demás, es el verdadero y único propósito de LOS SOLIDARIOS. El Once D

1 comentario:

Anónimo dijo...

(el habitus) "es aquello por lo que la institución encuentra su plena realización: la virtud de la incorporación, que explota la capacidad del cuerpo de tomarse en serio la magia performativa de lo social, es lo que hace que el rey, el banquero, el cura sean la monarquía hereditaria, el capitalismo financiero o la Iglesia hechos hombre. La propiedad se apropia de su propietario, encarnándose bajo la forma de una estructura generadora de prácticas perfectamente conformes a su lógica y a sus exigencias." (Bourdieu, 1980: 96)