lunes, 27 de abril de 2009

Los Niños Primero


Alrededor de 453 mil chicos menores de 18 años viven en Entre Ríos, según estimaciones de 2008. La pobreza, el trabajo infantil y el analfabetismo golpean toda la provincia.

Buenos Aires, marzo de 2009 (RIS-Argentina) Tres cuartas partes de la población entrerriana (35,3 por ciento) está representada por niños y adolescentes. De ellos, sólo en la ciudad de Concordia, el 64,1 por ciento era pobre para fines de 2006, mientras que en el Gran Paraná esta situación afectaba al 56,9 por ciento de los chicos menores de 18 años, según los últimos datos oficiales disponibles. A nivel regional y nacional, las cifras de Entre Ríos son de las más altas.

Si se mide la pobreza e indigencia por separado, las estadísticas de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec revelan que en 2006 en Concordia el 45,7 por ciento de los chicos de hasta 17 años vivía en situación de pobreza y el 18,4 en condición de indigencia.

En este contexto, hasta marzo de 2009, sobre una población total estimada para 2008 de 1,2 millones de habitantes, 129.725 niños entrerrianos en edad escolar, bebés de hasta 45 días, embarazadas, personas con discapacidad, adultos mayores y desocupados acudían a los distintos comedores comunitarios, escolares y de ancianos provinciales, según datos del Ministerio de Salud y Acción Social de Entre Ríos.

Las estadísticas de esa cartera también muestran que hasta el primer trimestre de este año, 18.884 son las familias con NBI que reciben una tarjeta magnética para adquirir alimentos, y 18.164 los chicos de hasta 14 años y embarazadas que cuentan con un aporte alimentario especial por su déficit nutricional. La desnutrición es una de las problemáticas más acuciantes en la realidad entrerriana. En 2004, al menos el 25 por ciento de los chicos menores de 5 años que acudían a los jardines maternales de Paraná tenían déficit.

Un estudio realizado por la comuna, en aquel entonces, detallaba que en el jardín maternal Los Gauchitos, situado en el barrio Gaucho Rivero, sobre 23 chicos controlados, el 26,8 por ciento estaba en riesgo nutricional; el 17,39 sufría desnutrición de primer grado; y el 13 por ciento desnutrición de grado 2. Índices similares se reportaron en el barrio San Jorge.

Según el subdirector de Salud Pública de la comuna, Waldemar D'Agostinio, los estudios demuestran que la mayoría de los nenes amenazados por la desnutrición tiene padres beneficiarios de planes sociales, cuyo nivel de instrucción es muy bajo, y que padecen problemas habitacionales, lo que favorece la aparición de enfermedades infecciosas.

En cuanto a las condiciones materiales de vida de los niños y adolescentes entrerrianos, un informe de Unicef, en base a los datos del censo de 2001, reveló datos mejores a la media nacional: el 34,8 por ciento de los chicos de hasta 17 años vivía en hogares con saneamiento inadecuado ; el 22,5 por ciento en inmuebles con acceso inadecuado de agua para beber y cocinar ,y el 26,4 por ciento se alojaba en casas con cocina sin instalación de agua o directamente sin cocina.

En tanto, en las zonas rurales, las viviendas precarias constituían más de la mitad: 55,6 por ciento, sobre el total de casas. La cifra si bien es alta, no llega a superar la media del país, que para el 2001 era del 63,3 por ciento de inmuebles deficitarios.

Por otro lado, ese año, el 13,5 por ciento de los hogares de entrerrianos no contaba con agua corriente, déficit que perjudicaba a unas 155 mil personas, pero la cifra trepa a 46,9 por ciento si se tiene en cuenta la cantidad de casas sin tendido de cloacas. Los departamentos Islas, Feliciano, Victoria y Federal son los que poseen el menor porcentaje de población con desagües cloacales.

Por su parte, el informe sobre inversión pública en infancia de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Sennaf), indica que entre 2006 y 2007 giró a Entre Ríos poco más de 3,1 millones de pesos, un 3,9 por ciento del total de la inversión en el país. Casi la totalidad de los fondos fueron destinados a políticas de fortalecimiento familiar y comunitario, pero fueron nulos los recursos dirigidos a promoción y protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Lo que habla a las claras que este gobierno no tiene políticas preventivas ni educativas, que son las únicas verdaderamente efectivas, en materia de salud pública: Prevención es inversión, acá no se invierte, acá se gasta en salir a apagar los incendios que se producen por no prevenir.

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