jueves, 29 de abril de 2010

Carrera con trabajo asegurado

LA METEOROLOGÍA ASEGURA TRABAJO, PERO AÚN NO ATRAE A LOS ESTUDIANTES. EL DESCONOCIMIENTO Y EL MIEDO A LA MATEMÁTICA ALEJAN A LOS JÓVENES
EN LA CARRERA DE CIENCIAS DE LA ATMÓSFERA INGRESAN 20 ALUMNOS POR AÑO Y SE GRADÚAN CINCO.
El cambio climático puso en el tapete las discusiones sobre los fenómenos naturales y el comportamiento de la atmósfera. En la ciudad de Buenos Aires, el recordado granizo de 2006 y las recientes tormentas e inundaciones -que se multiplicaron en otras provincias- renuevan la preocupación y han convertido al pronóstico del tiempo en una preocupación cotidiana. ¿Dónde no se habla del tiempo y de sus variaciones? Sin embargo, ese creciente interés no se refleja en las aulas universitarias.

En el país existe una única carrera que forma especialistas en la atmósfera y sus cambios. Se dicta en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Cada año, ingresan en ella sólo unos 20 estudiantes y egresan tan pocos graduados como la cantidad de dedos de una mano. La falta de profesionales de esta disciplina es suplida en el mercado por ingenieros y por físicos.

"En una clase superpoblada podemos ser quince alumnos", contó a LA NACION Christian Garafaglia, alumno del último año de ciencias de la atmósfera, una carrera muy poco conocida que forma profesionales para la investigación científica o el desarrollo tecnológico.

"No escapamos al desinterés por las ciencias en general", apuntó Carolina Vera, directora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera que mantienen en conjunto la UBA y el Conicet, y hasta 2008 directora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la UBA, en Ciudad Universitaria.

"La sociedad tiende aún a pensar al meteorólogo como el pronosticador y quien habla del cambio climático no son ellos, sino grandes científicos de otros países", dijo, por su parte, la actual directora de ese departamento e investigadora del Conicet, Celeste Suolo.

El filtro del CBC

Al desconocimiento de la carrera se suma a veces la mala fama de los pronosticadores televisivos -que no siempre tienen formación específica en el tema-, el miedo a las matemáticas y a la física y la escasez de tratamiento de temas vinculados con el clima y la atmósfera durante la secundaria. Muchos de los graduados en meteorología eligieron originalmente estudiar física y, una vez en la facultad, conocieron la existencia de esta carrera.

Entre los pocos que originalmente expresaron su anhelo de estudiar esta disciplina son aún menos los que logran concretarlo. Según un informe de la Facultad de Ciencias Exactas, sólo el 30% de los inscriptos en el CBC, entre 2006 y 2008, lo aprobó y siguió el primer año de la carrera. Un seis por ciento menos que los que sobrevivieron al CBC entre 2004 y 2006. En el total de las carreras de la facultad, ese índice de continuidad es más alto y llega al 47 por ciento.

En 2008 se anotaron 82 estudiantes para hacer el CBC para la carrera, un número mínimo comparado con los más de 5900 que ese año eligieron medicina o los 5200 que optaron por abogacía.
"Muchos no tienen claro que se trata de física aplicada y que recibirán una formación en ciencias duras y de ahí la gran deserción", dijo Suolo.

"Yo entré porque quería ser pronosticador, pero después descubrí que esta carrera tiene muchas otras áreas", dijo Garafaglia, de 24 años.
Un meteorólogo, o licenciado en ciencias de la atmósfera, no sólo es quien da los pronósticos del tiempo en la TV o en la radio, sino, sobre todo, quien investiga los fenómenos como huracanes, tormentas, tsunamis; los efectos de la contaminación en el clima o cualquier alteración del medio ambiente y reúne información sobre el comportamiento del clima que resulta útil para distintos sectores productivos, como el de la energía, el turismo y las actividades agrícolas....Click en el titulo para leer la nota completa.

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